Conocer y esforzarse por practicar el decálogo misionero.
Rezar todos los días un Padre Nuestro y un Ave María, para que todos los niños del mundo lleguen a conocer y a amar a Jesús y a María.
Poner interés por ser generosos y colaboradores en casa, en el colegio y con las demás personas.
Asistir a las reuniones de equipos misioneros y de catequesis y colaborar con sus pequeñas aportaciones materiales, fruto de sus ahorros y pequeños sacrificios, para los niños de las Misiones.
Celebrar las Jornadas Misioneras, especialmente la Jornada Mundial de la Infancia Misionera.
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Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos» Mt 19, 14.