"Los mismos jóvenes son agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia. La pastoral juvenil necesita adquirir otra flexibilidad, y convocar a los jóvenes a eventos, a acontecimientos que cada tanto les ofrezcan un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo"
(Christus Vivit, n204)
La pastoral juvenil sólo puede ser sinodal, es decir, conformando un “caminar juntos” que implica una valorización de los carismas que el Espíritu concede según la vocación y el rol de cada uno de los miembros de la Iglesia (Christus Vivit, n206)